miércoles, 22 de abril de 2015

Transcribiendo un clásico.

Una mañana, tras un sueño intranquilo, Gregorio Samsa se despertó convertido en una monstruosa sombra. 
-¿Que me ha ocurrido?- Pensaron los restos de luz.
No estaba soñando. Su habitación, una habitación normal, aunque muy pequeña, tenía el aspecto habitual. Se levanto y decidió mirarse en el espejo que apoyaba junto a la ventana. Todo parecía en su lugar, todo parecía correcto, pero ¿Que era esa sombra que rodeaba su corazón?.


Una semana después la sombra había ocupado todo su abdomen, y no parecía parar de crecer. Gregorio ya no podía pensar con claridad, sus ideas empezaban a mezclarse con las de la multitud. Su habitación cada vez le parecía más y más pequeña, como si la sombra necesitara la atención constante y un amplio espacio para seguir reproduciéndose. Esta búsqueda de atención por parte de la sombra llevaron a Gregorio a relacionarse con la gente de su ciudad, pero tampoco parecía satisfecha.
Dos semanas después, la sombra había ocupado la cara de Gregorio, jugando con sus expresiones y rasgos. Él dejo de cuestionarse que era la sombra, pero le inquietaba la necesidad de ella de jugar con él. 

Pasado el tiempo la sombra se apoderó de todo su ser, de sus ideas, de su cuerpo, de su nombre...
Y Gregorio Samsa, el inadaptado, se acabo convirtiendo en uno más de vosotros. 

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